Como ya sabéis, muchas de las fiestas españolas tienen un carácter religioso. Una de ellas es la celebración de la Semana Santa, que ocupa los días festivos del mes de abril. En esta festividad se conmemora la Pasión de Cristo, es decir, la entrada en Jerusalén, la última cena, la crucifixión y la muerte y resurrección de Jesucristo. La Semana Santa se vive de una manera muy especial en Sevilla.
Sin embargo, dentro de las fiestas de Semana Santa, queremos daros a conocer una variante muy especial: la Semana Santa Marinera. Esta festividad tiene lugar en el barrio costero del Cabañal, junto a las playas de Valencia. Incluso ha sido declarada fiesta de Interés Turístico Nacional.
Aunque los documentos escritos de esta tradición datan del siglo XVIII, hay indicios de que se celebra desde el siglo XV. Es impresionante la manera en que la celebración toma la calle: parroquias, calles y casas de los vecinos son lugares donde participantes y espectadores se mezclan sin cesar.
Para el que sea lego en la materia: ¿en qué consiste la Semana Santa? Principalmente se trata de procesiones o desfiles en las que los miembros de las cofradías y hermandades, vestidos con los típicos trajes de penitente o de época, pasean las imágenes de los personajes que participaron en los últimos momentos de la vida de Cristo. Originalmente, tres eran las imágenes o pasos que salían en procesión: el Cristo Nazareno, cargando con la cruz hacia el calvario, la Virgen Dolorosa, madre de Jesucristo lamentando el tormento y el Cristo resucitado. En la actualidad, desfilan hasta treinta y una hermandades, pertenecientes a cuatro parroquias distintas, que llenan de color y solemnidad las calles del Cabanyal.
La Semana Santa Marinera de Valencia es tan singular que los actos tienen lugar durante quince días, algunos de ellos únicos de esta celebración. La fiesta comienza con la retreta, el anuncio del inicio de las procesiones. El resto de los días se suceden las salidas de las distintas cofradías ofreciendo momentos muy emotivos, como el encuentro de la Dolorosa Coronada y Jesús el Nazareno junto a las Reales Atarazanas en la noche del Martes Santo.
El atardecer del Jueves Santo, la Visita a los Monumentos reúne a todas las hermandades en una procesión multitudinaria que visita todas las parroquias. La costumbre de visitar también las casas privadas que albergan las imágenes ha contribuido a que esa noche sea conocida como la Nit de les Capelles (noche de las capillas).
La mañana siguiente, Viernes Santo, el mar recupera todos su protagonismo cuando los Cristos son llevados a la playa, donde, en la orilla, el personaje bíblico representando a la Madre Dolorosa depositará unas flores sobre las olas, mientras se reza en memoria de los marineros fallecidos.
El sábado no hay procesiones. Son horas de tranquilidad y descanso esperando la medianoche. Es en ese momento cuando comienza el festival de la Resurrección: el castillo de fuegos artificiales ilumina la noche y desde los balcones se lanzan a la calle piezas de loza y cubos de agua, en un ritual que representa la sustitución de lo antiguo por lo nuevo, de la oscuridad por la luz, del mal por el bien.
Esta festividad alcanza su punto álgido al mediodía del domingo con el Desfile de Resurrección, en el que el público que hasta entonces había permanecido en respetuoso silencio contemplando el lento discurrir de las procesiones, saluda, esta vez con aplausos y piropos, el paso rápido de las cofradías y de los personajes bíblicos, que agradecen con flores las muestras de simpatía.
Estos son algunos de los actos que se realizan durante ese mágico momento del año que es la Semana Santa Marinera, en el que la devoción y la tradición se unen para tomar la calle y llenarla de momentos únicos.
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