¿Cómo evalúas a tus alumnos?, ¿hablas con ellos?, ¿haces un seguimiento o te limitas a hacer un examen final escrito?
La evaluación del alumno debe ser constante y de tipos diferentes. La evaluación dentro de la enseñanza no debe reducirse a un simple examen al final del curso o del proceso de enseñanza, sino que debe verse como algo transversal y que atañe a todo el proceso del aprendizaje. También el propio alumno debe estar más implicado en esa evaluación para que pueda ser más provechosa.
Pero entonces, ¿qué características debe tener este tipo de evaluación? Las más importantes, para que realmente sea provechosa, serían las siguientes:
¿Pero qué es lo que debe hacer el docente para llevar a cabo este tipo de evaluación? Estas directrices te servirán para poder llevarla a cabo del mejor modo posible:
Esta forma de evaluación, la que involucra totalmente al estudiante en el proceso de aprendizaje, es la que saca más partido al proceso y además consigue que la motivación que le aporta al alumno se traduzca en mayor capacidad de estudio y mejores resultados y rendimiento. Destacamos a continuación algunas de las ventajas que tiene la forma de evaluación que estamos describiendo en este artículo:
Para terminar, no podríamos destacar prácticamente ninguna desventaja dentro de este método de evaluación en el aula. Si acaso, que esta requiere mucho esfuerzo y dedicación por parte de los dos sujetos implicados en el aprendizaje. Pero si se está realmente dispuesto a ello, esta “desventaja” desaparece y solo nos queda aprovecharnos de todas las ventajas que ofrece esta nueva forma de evaluar en el aula.