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Competencias Institucionales de los profesores de E/LE

Competencias Institucionales de los profesores de E/LE

 

 

Competencias Institucionales de los profesores de E/LE

 

La mayoría de nosotros no somos autónomos ni impartimos clases de manera privada, sino que trabajamos en un colegio, departamento de universidad, academia, etc., y, por lo tanto, como cualquier trabajador, tenemos que desarrollar una serie de competencias profesionales que nos ayuden a ser una parte integrada de la institución.

Por eso hoy queremos hablar brevemente de lo que vamos a llamar competencias institucionales, que forman parte de las conocidas Competencias Clave del Profesor de ELE (documento del Instituto Cervantes que cualquier profesor debería conocer), pues es algo a lo que parece que no le damos suficiente importancia o muchas veces incluso directamente obviamos.

Sin embargo, tal y como decimos que hay que llevar la enseñanza fuera del aula, los profesores tienen que romper sus paredes internas -siempre en función de sus propias características-e ir más allá, convirtiéndose en verdaderos profesionales en el sentido amplio del término. A nuestro entender, las competencias profesionales básicas que debería desarrollar un profesor son las siguientes:

  • Capacidad de relación con los agentes implicados en la institución.

Obviamente, cuando trabajamos en una institución no lo hacemos solos, sino en un entorno donde encontramos alumnos, compañeros, una jerarquía con la que también nos relacionamos, etc.

 

En cuanto a los alumnos, está claro que cualquier docente debería trabajar en desarrollar las habilidades sociales, para lograr transmitir conocimientos de la mejor manera posible y que los alumnos obtengan más beneficios.

 

En cuanto a la relación con nuestros compañeros, es de máxima importancia que exista un buen clima de trabajo que nos permita transmitir ideas y opiniones de manera libre, crítica y constructiva. Sabemos que trabajar en equipo y de manera cooperativa tiene sus ventajas, porque podemos aprender de los demás y enseñar cosas nuevas. La relación, pues, no solo es necesaria para planificar cursos; sino que va más allá y permite pasarse información sobre cursos, experiencias, se establecen sinergias, etc.

Esta relación, además de darse necesariamente dentro de la institución, también se puede ampliar a otros colegas mediante los grupos o asociaciones que existen en las redes sociales.

 

También será necesario establecer una relación con todas las personas que forman la institución, desde la dirección hasta el personal administrativo o de limpieza. Incluso tendremos que relacionarnos con el entorno sociocultural en el que viven nuestros alumnos, para entre otros, saber qué cursos podemos ofertar o qué actividades fuera del aula podemos diseñar.

 

  • Capacidad de aportar.

O, lo que es lo mismo, sumar algo más a lo que existe. Nosotros, como profesores, podemos aportar tanto cosas materiales (actividades diseñadas anteriormente, trabajos colaborativos en otras instituciones, dinámicas de trabajo, etc.) como inmateriales (experiencias, ideas, comentarios…)

Podemos aceptar incluso un rol de formador de formadores para acompañar a profesores más noveles, sabiendo qué necesitan, qué y cómo les gusta aprender…

Aportar es algo muy positivo, porque si es bien recibido y es bueno para la estructura, reforzamos nuestra autoestima personal y profesional y nos sentiremos más útiles y realizados.

 

  • Capacidad de implicarse

Formando, por ejemplo, parte de otras actividades o misiones fuera de la propia docencia, por ejemplo; ayudando en situaciones de matriculación si así se requiere, aconsejando al alumno qué curso le podría venir mejor, siendo consciente del presupuesto del que dispone la institución y organizar un curso en base a él, acudiendo a eventos que organizamos con los alumnos, etc.

Si nos implicamos de diferentes maneras, las relaciones que comentábamos en el primer punto fructificarán y crecerán, lo que a su vez favorecerá el clima para que aportemos de manera libre y fluida.

 

  • Capacidad de analizar

Quizás esta competencia sea la más importante, pues implica la suma de todas las anteriores. El docente que analiza es aquel que piensa críticamente sobre la institución.

Conocer la institución es fundamental para saber cómo tengo que actuar y cuál es el marco en el que se va a desarrollar mi actuación. Para eso, sería necesario que cualquier docente conociera, como mínimo, tres documentos que cualquier institución debe poseer:

  •    - Programación general
  •    - Proyecto educativo del centro (nos dará la idea de qué se espera de nosotros, la filosofía de enseñanza, qué relaciones se van a establecer…)
  •    - Reglamentación interna (actuaciones sencillas pero necesarias como por ejemplo con quién tengo que hablar para solicitar un aula o material determinado, qué hacer cuando voy a faltar, etc.) Se trata de todos esos aspectos ajenos a la docencia pura y dura pero que son necesarios para que el centro siga funcionando.

           El profesor que analiza será capaz de leer, asumir y extraer lo esencial de estos                   documentos para saber cómo desarrollar de manera eficaz su trabajo dentro de                 su institución.

Para desarrollar todas estas competencias, está claro que será fundamental la voluntad del propio profesorado, el cual debe empezar a asumir que trabajar en una institución implica centrarnos en más aspectos que solo la pura clase, la evaluación o la corrección de tareas. Sin embargo, será fundamental también que la dirección académica facilite el desarrollo de estas competencias, creando un buen clima organizacional y de trabajo donde los profesores se sientan libres y motivados de compartir y analizar, haciendo a todos sentir parte de un proyecto donde todos suman; pues de esta manera los beneficios de estas dinámicas de trabajo acabarán repercutiendo en los verdaderos protagonistas: los alumnos.

 

 

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